Presentación en español del número 27 : Lengus de signos. Lenguas minoritarias y sociedades



 

Presentación en español del número 27 de la revista Glottopol. Lenguas de signos. Lenguas minoritarias y sociedades.

Alex Barreto Muñoz y Camilo Alberto Robayo presentan una tentativa de normalización en curso de la lengua de Signos de Colombia emprendida en 1999. Dicha normalización tiene por objetivo llevar a cabo una reforma del tratamiento del material léxico. A consecuencia de este proyecto, ha surgido un conflicto que hace que se enfrenten dos asociaciones, en el seno de la minoría sorda:
- La Fundación Árbol de Vida (FUNDARVID), compuesta de jóvenes militantes sordos e intérpretes  oyentes comprometidos en labores de revisión del inventario léxico actual de la LSC[1].
- La Federación Nacional de Sordos de Colombia (FENASCOL), asociación histórica, mayoritaria en el seno de la minoría sorda colombiana. FENASCOL, se opone al proceso de creación y  sustitución léxica iniciado por FUNDARVID.
La propuesta de enriquecer la lengua con el aporte de neologismos se funda en un espíritu de « modernización » vinculado con la extensión social de la LSC, a partir de su reconocimiento institucional en 1996. Los neologismos van a ocupar espacios lingüísticos y sociales que hasta ahora estaban abandonados por la LSC. Los neologismos propuestos conciernen a signos que coinciden con la extensión de la LSC a ámbitos especializados o bien al cambio de algún signo actual expurgándolo de toda interferencia con la lengua española, como por ejemplo el recurso a las iniciales del alfabeto. La estructura morfosintáctica de los signos también se va a distanciar de la antigua LSC, esencialmente por lo que respecta a la combinación de las dos manos, siguiendo patrones del tipo « mano fuerte/mano débil ». Los autores señalan la división que se está fraguando en el seno de la comunidad sorda, entre militantes que abogan por una « reforma modernizadora  » de la LSC y los que todavía son partidarios de que se preserven los usos de la LSC heredados de la tradición. El ya referido deseo de desmarcarse de la lengua española, por parte de FUNDARVID se presenta como un rasgo identitario esencial para el reconocimiento de una lengua de Signos, que no le debería nada ni a la estructura ni a los valores de la lengua nacional colombiana (el español hablado en Colombia, considerado como lengua dominante). La iniciada normalización[2] de la LSC plantea cuestiones de peso para investigadores y hablantes. ¿ Quién está habilitado para fijar o definir una norma lingüística para la LSC ? El problema se plantea en LSC como en cualquier otra lengua. ¿ Una persona o un grupo de personas pueden normalizar el uso de una lengua ? Alex Barreto Muñoz y Camilo Alberto Robayo dan cuenta de un dilema ético en sus observaciones, análisis y contribuciones, siendo como son investigadores ubicados en un contexto de conflicto diglósico. Cabe interrogarse sobre la distancia que los investigadores han mantener en un campo de estudio en el que las cuestiones sobre lengua e identidad provocan un debate polémico acerca de la evolución y el futuro de la LSC.

La noción de variación, tratada de manera diferente en estos tres primeros artículos nos recuerda que la variación sociolingüística, que se observa en la evolución del uso de la LS, se halla inscrita históricamente dentro de una dialéctica dinámica, reproductora de una oposición entre usos lingüísticos atestiguados, que pueden ser más antiguos o más recientes. En las LS, lenguas minoritarias y minorizadas, cualquier creación léxica, cualquier intento de modificación estructural, nos da cuenta de la evolución y del cambio social o cultural, pasado o presente, resultando de la emergencia y de la ocupación de nuevos espacios de sociabilidad. Tras la cuestión de la legitimidad del signo, de su creación o de su evolución, lo que está en juego son los marcadores endo y exo-grupales que nutren representaciones diglósicas que absorben a los hablantes de las LS.


[1] LSC : Lengua de Signos Colombiana. Los autores prefieren utilizar las siglas en minúsculas, lsc, para evitar la confusión con la  Lengua de Signos Catalana, LSC.

[2] «  Normalización, elaboración de una codificación lingüística con todo lo que ello conlleva (elaboración de una gramática de referencia, desarrollo de nuevos registros, creación de nuevas nomenclaturas … » (Kremnitz G., 1981, p. 69, nuestra trad.)

 

 

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